Por: Julio Crespo, director general de Tarba Energía. Publicado en Expansión el 3 de enero de 2024.
Con el resultado de la Conferencia sobre el Cambio Climático de la ONU (COP28), las expectativas y desafíos para las empresas de generación eléctrica en España se vislumbran con un matiz de esperanza y compromiso. Somos conscientes de la necesidad imperante de abordar el cambio climático y estamos trazando y transitando un camino hacia la descarbonización.
En el escenario global de la transición energética, las empresas apostamos por las energías limpias y renovables como piezas clave para alcanzar los objetivos de neutralidad de carbono. Sin embargo, este camino hacia la sostenibilidad no es un sprint, sino más bien una maratón en la que cada paso cuenta. Estamos comprometidos con un futuro energético basado en fuentes renovables y comprendemos la necesidad de ser pragmáticos en el proceso de descarbonización.
Así se desprende del último acuerdo alcanzado en la COP28. Es necesario abordar el papel del gas natural como aliado estratégico en la transición hacia un modelo más sostenible. En el acuerdo, se reconoce que “los combustibles de transición pueden desempeñar un papel a la hora de facilitar la transición ecológica garantizando al mismo tiempo la seguridad energética”.
El gas natural es considerado una tecnología de transición y ha sido incluido en la taxonomía verde de la Unión Europea. El concepto de sostenibilidad, eje vertebral de conferencias como la de Dubái, está asociado al hoy tanto como al mañana. Por ello hemos de utilizar los recursos más eficientes del presente, tanto el gas natural con el que contamos, como las energías renovables, en un proceso de coexistencia en el que mientras uno desciende, las otras son impulsadas para tomar el testigo.
En ese sentido, destaca la importancia de utilizar recursos de proximidad durante este proceso, aprovechando el gas natural como un puente hacia un futuro totalmente renovable. Disminuir la dependencia europea del exterior no solo pasa por la ágil adopción de los nuevos modelos de energía y sus retos de almacenamiento, sino también por el aprovechamiento del gas natural del que disponemos en nuestros territorios y por reconocer el valor que tienen las infraestructuras gasísiticas actuales para la plena integración de los gases renovables como el biometano o el hidrógeno en un sistema energético sostenible. ¡En España hay gas natural y tuberías para transportarlo!
La flexibilidad que ofrece el gas natural permite su integración efectiva con las energías renovables intermitentes y proyectos de hibridación escalables. En momentos en que la demanda de energía es alta y las fuentes renovables no pueden cubrir por completo esa demanda, el gas natural puede actuar como una fuente de respaldo confiable. El gas natural no es solo una solución temporal, sino una herramienta estratégica en su ruta hacia la descarbonización.
La COP28 ha brindado la oportunidad de compartir ideas, incluso la de los países con más recursos de energías fósiles, y plantear un enfoque equilibrado que reconozca la diversidad de las realidades energéticas y fomente la adopción de soluciones prácticas y efectivas.
El objetivo principal de la COP28 es “hacer la transición para abandonar los combustibles fósiles en los sistemas energéticos, de manera justa, ordenada y equitativa, acelerando la acción en esta década crítica, a fin de lograr cero emisiones netas para 2050, de acuerdo con la ciencia”. Para conseguirlo, es esencial comprender que la transición no implica eliminar de manera abrupta las fuentes de energía convencionales. Este enfoque puede tener consecuencias negativas para la estabilidad energética y la economía. En lugar de eso, trabajemos en una transición gradual, donde se utilicen recursos de proximidad de manera eficiente, maximizando el impacto positivo en la reducción de emisiones. Hemos de construir una base sólida para que las renovables cumplan con su función con todas las garantías.
En definitiva, debemos seguir avanzando en línea con los resultados de la COP28, con la convicción de que la descarbonización es un proceso evolutivo. Con la apuesta por las energías renovables y la integración estratégica del gas natural, se enriquece el diálogo global sobre la transición energética. En un mundo que demanda acciones concretas y compromisos tangibles, las compañías generadoras de energía hemos de ser un ejemplo de cómo la adaptabilidad y la colaboración pueden ser la clave para alcanzar un futuro más sostenible.