Un área de preocupación para algunas personas acerca de la perforación de sondeos exploratorios para gas es la idea de que este proceso puede causar actividad sísmica. En realidad, los incidentes registrados de actividad sísmica asociados con la perforación exploratoria son extremadamente raros dado que las discontinuidades de la corteza terrestre (fallas activas) que pueden considerarse como “sismogeneticas” (es decir que pueden generar terremotos) están localizadas a decenas de kilómetros de profundidad (20-50-100km) cercanas a límites de placas y por lo tanto no pueden ser afectadas por perforaciones que solo alcanzan profundidades de unos pocos miles de metros.

No obstante, puede haber movimientos sísmicos naturales que se documentan a diario en el mundo, y existen observatorios geofísicos para monitorear la actividad sísmica natural de todas las regiones de Europa. El sector oeste de la Cordillera Bética no está  considerado como una región sísmicamente activa.

La sismicidad inducida, a diferencia de la sismicidad natural, es causada por actividades humanas como la minería, la extracción profunda, la extracción hidrogeológica o la eliminación de fluidos y las actividades asociadas con la extracción no convencional de hidrocarburos. En cualquier caso, existen pautas estrictas para garantizar que el monitoreo sísmico se lleve a cabo antes durante y después de cualquier actividad.