El gas natural es una de las fuentes de energía más utilizadas y una herramienta clave de la transición energética para hacer del planeta un lugar más sostenible.

Es estabilidad: se usa tanto para uso doméstico como para uso industrial o en movilidad. Se caracteriza por ser un tipo de energía controlada con mínimo impacto sobre el medio ambiente.

Es seguridad: accesible en términos económicos y la única alternativa que, en la práctica, puede sustituir masivamente al carbón y al petróleo en diversos usos.

No solo se trata de un combustible o fuente de energía, sino también una materia prima utilizada en la fabricación de productos químicos que se emplean en una amplia gama de productos finales como medicamentos, indumentaria, edificios, vehículos, ordenadores y tecnologías ambientales, como turbinas de viento, entre otros.